Una típica historia

La introducción

Empezamos por lo básico. Esta es la historia de un chico y una chica. “Hmmmm… bueno” se alcanza a escuchar entre algunos lectores. Si hay algo constante en el inconstante blogger que conocemos como Jorge son 2 cosas: 1. Que es inconstante y 2. Sus cuentos, sin ser obras maestras, en realidad no son tan malos. Algunos han gozado de buenas críticas. Esperemos que este sea uno de esos.

En fin. Hay un chico y una chica. Ahora, nos podríamos dar la libertad de ubicarlos en cualquier parte. Pero de hecho es una excelente idea ubicarlos en la apocalíptica y decadente ciudad de México. Una ciudad tan grande como diversa. Que conoce a ciencia cierta tanto la apariencia de la sangre derramada sobre el pavimento como de la inocencia más pura y que sabe que esta noche en algún rincón hay una nueva ofrenda de ambas cosas. Un lugar donde pareciera que la única misión en la vida de sus habitantes es sobrevivir. Sin importar que se joda alguien más. A primer vista tal vez. Con todo y la terrible violencia que se vive, los extranjeros no dejan de catalogar a los capitalinos como de los más amigueros y fiesteros del mundo. Tarde o temprano todos llegan a una edad donde ya no queda nadie sin un pasado por contar. El más lento se espera a su mayoría de edad, y el más retraído no pasa de los 20 antes de darle un tinte a su vida.

Y lo que son las cosas, la edad de nuestros protagonistas oscila entre los 20 y los 24. Una edad donde los demás sienten que ya tienen manga ancha para juzgarlos. La personalidad es difícil que cambie. Maduros o no, es la edad en que uno lleva las riendas de su vida… y si no las lleva ó es miedo ó es hueva (dicen). Los errores son propios y a veces muchos, pendejos o no. Las parejas han ido y venido. Es la edad donde los que tenían una meta clara ya tienen formadas las bases de su futuro, y los que no la tienen sobreviven como pueden. Es así como la historia se desarrolla.

Los personajes

A. El  Ñoño.

Su apariencia lo delata, alguno de sus ancestros de seguro fue chino o japonés, aunque la sangre oriental ya lleva generaciones diluyéndose. Ojos rasgados, cabello lacio negro, estatura mediana, piel ligeramente morena, complexión delgada. Introvertido como la fregada. Si por alguna extraña razón le preguntas a alguien ¿Cómo es? te responderán que es buena onda, es centrado, es inteligente pero que se pasa de sarcástico y cínico. No de a gratis tiene pocos amigos.

Y es cierto. No lo ves con muchas amistades. Como actor secundario en una historia tiene la capacidad de desaparecer de escena sin que te des cuenta. A veces su silencio frustra, es de lo más difícil entablar una conversación con el, pareciera que mientras más temas tratas de sacar menor es la longitud de sus respuestas. Una personalidad tan simple que da flojera. En algún momento te preguntarás si no está demasiado metido en sus rollos como para darse cuenta de lo que sucede a su alrededor, finalmente tendrás la revelación de que él “simplemente es así”.

Sin embargo difícilmente escucharás una mala referencia de él. Su manera cínica y sarcástica de ver las cosas hace que te rías un par de veces, sus gestos y su cara de bobo solo hará que te rías un poco más. Te sorprenderás cuando un buen día te sientas en la confianza de contarle cosas que sentías que no podías contar a la ligera. La sensación es extraña, cuando más vulnerable te sientes este cuate no te responde absolutamente nada. Por instinto buscarás su mirada y te darás cuenta de una cosa: tienes su completa y absoluta atención. Incluso sus ademanes hacen que te des cuenta de que tienes toda la atención del mundo. Te dará confianza. Para toda la atención que recibiste su respuesta no siempre será lo que esperabas, te llevará la contraria, su opinión no concordará con la tuya ó simplemente se limitará a darte la razón. Sonríes para ti mismo, diste honestidad y eso fue lo que recibiste a cambio.

En algún momento caes en la cuenta, para ser una persona que dice que la mirada refleja muchas cosas no te habías dado cuenta, su mirada refleja una gran melancolía.

B. La Intensa.

Hecha para los malinchistas. Castaña, ojos verdes, piel clara, complexión delgada, rasgos absolutamente femeninos. Si la juzgas por su apariencia pensarías que es frágil y delicada, nada más alejada de la realidad. El carácter de esta mujer es de todo menos de una princesa. Rápida en decir lo que siente, no se tienta el corazón en decirte las cosas como las piensa. Su sonrisa parece la de un niño que sabe que está a punto de sembrar el caos y su mirada lo único que dice es que ella obtiene lo que quiere sin importar a quien se lleve entre las patas. Con ella nada es predecible. Razón de más para que no sea mucho de tu agrado.

Oh si, no a cualquiera le puede caer bien una persona así. Es egoísta, se apresura a generar juicios sobre todo el mundo y tiene la mala costumbre de querer presumir sus logros sin más.

Y sin embargo, está rodeada de gente. Hay algo magnético en su forma de ser, su risa es contagiosa. Te puede sacar conversación sobre cualquier cosa. Detesta no saber de lo que está hablando la gente. Empiezas a admirar esa determinación que tiene para conseguir lo que quiere. Odia que la subestimen. Nunca se rinde y siempre busca la manera de mejorarse y salir adelante. No importa la situación, siempre tratará de dar su mejor cara. Te sorprenderás el día que de la nada te arrastre sin remedio a una nueva de sus locas ideas. Con una sonrisa te das cuenta de que le has tomado cariño a este pequeño caos con patas.

Es una chica que debajo de toda esa fachada de alegría y caos, siente que no puede bajar la guardia con nadie.

La historia

¿Y qué es lo que pasa? Polos opuestos se atraen afirmarán algunos observando claramente hacia donde se dirige esta historia. Cierto. No hace falta ser un genio para saber lo que está sucediendo. Terminaremos confirmando algo que ya se ve venir en un inicio que no tiene caso alargar más. Se conocieron por medio de un amigo en común, ella por alguna razón le da su número y pide el de él. Después de los reglamentarios 3 días quedan en salir y lo que son las cosas, se ponen de acuerdo para salir una segunda vez.

Rápidamente identificamos las señales del inicio. Se intercambian mensajes hasta agotar el crédito. En algún momento se acostumbraron a caminar tomados de la mano. Se volvió costumbre que él se quedara hasta altas horas de la madrugada en casa de ella para después regresar a la suya. ¿Qué hacen hasta esas horas? Es la pregunta que familiares y amigos hacen por igual imaginándose la respuesta. Con una sola palabra ambos sacan de balance a todos, “Platicar” ¿Nada más? ambos sonríen, saben lo que se espera de ellos. Con una sonrisa cómplice y con la seguridad que da el sentir que no hay que rendirle cuentas a nadie vuelven a contestar “Si, nada más”

Da gusto y envidia ver la forma en como se entienden esos 2. “Nada más se hacen pendejos” afirmaremos. Nada más cierto, y aunque sencilla la afirmación no nos damos cuenta del enorme obstáculo que se cierne sobre la “No-pareja” Ninguno de los 2 es tonto y la experiencia les ha enseñado que actuar demasiado pronto puede acabar muy mal. Ninguno de los 2 quiere eso y ese es el problema. Para la naturalidad con la que lograron llegar hasta este punto el siguiente paso se ve intimidante.

“Tonterías” afirman algunos lectores evocando a su propia experiencia. Tal vez hasta escuchemos la irritación en su voz porque el autor parece empeñado en alargar esta historia. “Cuestión de que uno de los 2 tome la iniciativa es obvio que se quieren”.

Bueno, le daremos gusto a los lectores. Será el protagonista el que toma la iniciativa, la chica parece más indicada, pero no debemos olvidar que no deja de ser una chica y les gusta ser abordadas. Finalmente el chico se aventura con la pregunta, con el característico dolor en la boca del estomago maldiciendo su incapacidad de robarle un beso a la chica. Ella se alegra, se siente alagada, pero algo sucede. La respuesta no sale. Baja la mirada, contesta con evasivas. Así no era como debía suceder. Dejaremos en el aire de quién fue el error.

El final

Las cosas de aquí para adelante se derrumbaron como castillo de naipes. El ego, la inseguridad y los malos consejos  hicieron lo suyo y lo que en algún momento nos pareció inocente y romántico aunque tedioso se volvió solo tedioso. Nunca hubo una sola discusión. Así como dicen, fácil viene, fácil se va. Ambos empezaron de orgullosos y tomaron las actitudes necesarias que hacen que los demás digamos, “Oh si, tod@s son iguales”. Pasado un tiempo solo se volvieron un extraño recuerdo uno del otro.

El epílogo

La vida avanza para todos y no hay nada que el tiempo no deteriore con su paso. Muy en el fondo se extrañaron. Fueron todo y nada al mismo tiempo. El destino, otras aventuras, otros sentimientos evitaron que se reencontraran. Es una manera muy cruda de terminar una historia que en verdad nunca comenzó. Ellos nunca se volvieron a ver. Pero si esta historia tiene un epílogo es para demostrar que nuestros estereotipados personajes lograron cambiar. Él tomó decisiones que cambiaron el rumbo de su vida. Lo veremos luchando por demostrarse a si mismo que la vida sigue. Al poco tiempo tendrá inquietudes por viajar, conocer más gente y quizá hasta cambiar de ciudad. Ella será capaz en su siguiente relación de entregar su corazón. La veremos emocionada cuando se vaya a vivir con su pareja, un nuevo mundo de aventuras y emociones esperándola.

Al final la historia no fue tan inútil como la pensamos. Terminaron dando esos pasos importantes en su vida. Demasiado tarde como para que exista una historia entre ellos. Pero como espectadores podremos decir “Más vale tarde que nunca” mientras esperamos impacientes que inicie la siguiente historia.

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8 opiniones en “Una típica historia”

  1. Nice!, creo que el hecho de conocer la verdadera historia le da para mi el plus.

    Sin embargo creo que fue una buena forma de contarla.

    Well done!

  2. Con perdón de la expresión… ¡A huevo, qué chingón!

    Me pareció un excelente texto, la narración, la historia, el final, la ironía…

    ¡Felicidades!

  3. Yo no conozco la verdadera historia pero de todos modos me pareció interesante el planteamiento. Me suena como un guión de Charlie Kauffman en una película con un narrador omnipresente. Tipo obra de teatro de Richard O’brien. Bueno, el chiste es que me gustó.

    Ese tipo de películas se me hacen una de dos, o pretenciosas o culeis. En el caso de este texto no es ni lo uno ni lo otro, simplemente es algo refrescante entre tanta narrativa clásica. Bien por eso.

    No soy quien para juzgar el valor moral de los personajes ni es mi papel aquí. Lo que me importa es la calidad del texto. No sé si llamarlo cuento, historia o qué. Pero me ha gustado.

    Fuera de detalles -no por eso menos graves- que no me dejaron seguir el hilo correctamente de la historia, es un buen texto.

    ¡Felicidades!

  4. Very nice…..jajaja….changos es verdad llega a inspirar, recuerdame cuando te vea te de las gracias por recordarme algo importante jajaja

  5. Esos personajes se llevan las palmas. Aunque si es cierto que parece un guión, la verdad es que, no por ello me parece tediosa la lectura. Y sería un verdadero reto para un cineasta plasmar la idea final.

  6. wow!!!!!!!!!!!!!!! ME ENCANTO!

    con que autobiografico eh?

    Solo hubo algo que no me gusto para nada, de hecho me permito vomitar en esa parrte en especial: el inicio, es aprimera parte, puaj! cuando lei eso la primera vez pense… no mames y ya no quise seguir leyendo, dias despues dije pues… vamos a ver que tal.

    no, no, buenismo, que linda historia, me encanto como de algo… pues simple, lo hiciste ver tan intenso y tan inspirador.

    5 estrellas!

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