A las nunca y media.

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El poeta rastafari estaba haciendo una pausa dramática que había durado bastante ya, al menos para mi gusto. No me siento cómodo con el silencio, por eso vine aquí. No quería estar solo escuchando los gemidos lastimeros de mis demonios que, desde su partida, no dejaban de atormentarme. Aquí la música es lo suficientemente fuerte para sosegarlos pero no tanto como para evadirme de mis propios pensamientos positivos, si es que quedaba alguno.

Sus largas mechas de cabello castaño enredado sobre sí mismo estaban cayéndole sobre la cara, pero aún así, detrás de las micas transparentes de sus espejuelos, sus ojos se llenaban de lágrimas. No era una pausa dramática, estaba sufriendo de verdad y no podía continuar con el poema. Un poema que yo conocía bien y que, de estar en su lugar, probablemente, el nudo de mi garganta me impediría concluir.

Sin embargo, nadie de los presentes parecía darse cuenta de la agonía del poeta rastafari. Claro, todos tenían cosas más importantes que hacer o que mirar que un amateur leyendo de un cuaderno de cuadro grande sobre el improvisado escenario de este bar. Parejas aquí y allá. Un rápido vistazo alrededor me hace darme cuenta de que soy el único solitario del lugar. Hasta el cantinero y la mesera platican muy de cerca. Siento una punzada en el corazón al reconocerme solo entre tantas demostraciones de amor, de afecto, al menos de cercanía. Y yo, tan solo.

La música de fondo no puede evitar que el silencio se vuelva insoportable, las voces dentro de mi cabeza amenazan con volver y a lo lejos escucho el murmullo de los malos pensamientos que llegan cabalgados por demonios. Entonces, el poeta rastafari continúa con su lectura:

Ahora sé como corre el tiempo diferente para los que esperan …

Ahí estaba la clave. El tiempo es relativo y yo ya no sé si aún la espero. Seguramente sí, en el fondo de este vaso jaibolero está la respuesta, o en el siguiente, o el siguiente. O el último. La voz rasposa de vodka derecho del poeta rastafari logra sobresalir del sonido. Me gusta escucharlo porque me evita pensar, mi torrente sanguíneo imbuido de alcohol termina el trabajo y yo me pierdo entre sombras y palabras y ficciones. Me pierdo en un rumbo en el que no hay pies en el piso ni codos sobre la mesa. Mi mente vuela y espero.

… y yo te espero …

En efecto, la respuesta la tiene el poeta rastafari. Puedo negárselo a mi madre y puedo negárselo a mis amigos, pero no puedo negármelo a mí. La verdad la he sabido desde siempre, desde el primer día que la conozco y desde el momento en que la dejé ir. Me prometí jamás olvidarla y no lo haré. Por eso vengo aquí, donde puedo dejar de ser yo mismo y convertirme en el ser autómata que se entrega al ánimo autodestructivo etílico por el puro afán de olvidar. Hay espíritus que retroceden en lugar de evolucionar. Yo soy uno de ellos. Prefiero perderme en sensaciones sintéticas que enfrentar a mis demonios con mis propios medios.

… en la esquina de mis sueños …

Sueños que compartíamos, sueños que se fueron siguiéndola, sueños que no quisieron quedarse conmigo.

… en las calles de mi vida …

Sé que si me levanto ahora, hay grandes posibilidades de caer desplomado. No es que me importe, a estas alturas he perdido por completo el interés en mi propia seguridad, en mi propia imagen y en mi autoestima -si es que acaso queda algo de ella-, sin embargo en la mesa de al lado, una chica linda ha llegado a acompañar a la acaramelada pareja que se besaba al ritmo de la música de fondo y se repetían uno al otro cada palabra que decía el poeta rastafari moviéndo exageradamente la boca. Creo, sólo creo porque en mi estado, mis sentidos están bastante más alterados que lo normal, que se siente un tanto incómoda de estar en un sitio entre puras parejas de enamorados, además, me ha notado. Eso se puede arreglar fácilmente pero me plantea el mismo dilema. Si me paro me caeré, si no lo hago, la perderé. ¡Qué más da!

… creo que llegarás …

Despacio, muy despacio obligo a mi cuerpo alcoholizado a reaccionar a las órdenes de mi cerebro. Primero ambos pies bien plantados en el piso, una vez alcanzado el balance, las palmas de las manos en la mesa, con un buen punto de apoyo para que entonces, las rodillas hagan su trabajo. Increíblemente lo logro y estoy casi en cuatro puntos, el reto ahora es separar las manos de la superficie y erguirme, bien derecho y con la vista al frente. Tanto pensar me ha aclarado un poco la mente y sin embargo, las voces demoniacas no se escuchan ya, al contrario, los cantos más celestiales retumban en mis oídos cuando veo que la chica linda me está mirando.

Lo consigo, me siento caminando en su dirección, ya no falta nada. De pronto una opresión en la boca del estómago está a punto de doblarme. Es el miedo al rechazo y es inevitable, hago entonces acopio de mi mayor fuerza de voluntad para mantener la vertical, sin embargo paso de largo sin ver al objeto de mi deseo. Ahora necesito deshacerme de lo que me sobra, ganar un poco de tiempo para calmarme y desechar cualquer traza de alcohol en mi sistema, no es fácil, lo sé, pero tengo que intentarlo.

Salgo a la terraza y el aire fresco casi me tumba. No puedo dejar de ver el rostro de la ausente en cada parpadeo, y ahora tampoco puedo dejar de ver a la chica linda. Es hora, estoy listo para encarar a mi destino. Regreso al salón y la busco con la mirada, deslumbrado por el la luminiscencia lunar, me cuesta un poco de trabajo enfocar en la penumbra del bar, la busco, sin cesar la busco pero, se ha ido.

… a las nunca y media.

Me acerco a la barra, pido un último trago y la cuenta. El cantinero se pregunta por mi desasosiego y yo pregunto por la chica linda. ‘Siempre viene por sus amigos’, me dijo. Pido una servilleta y sin pensarlo escribo:

Por favor, si lees esto, llega pronto …

¡Ya!

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Luisz

Autor: Luisz

No soy un sapo ...

9 opiniones en “A las nunca y media.”

  1. Que extraña dualidad… aunque me parece que el texto está impecablemente redactado, no me gustó.
    No sé, no tuvo ese «feeling» que tienen tus textos.

    Aunque la última frase me gustó, pero nada más.

    Saludos.

  2. Pues si tenia mas potencial pero… me gusto la ambientación, imaginarme en el personaje, la pesadumbre y soledad y como cada frase del poema le llega, no se, me acorde cuando ando melancólica-emo y hasta la canción mas insulsa y ñoña me llega, es como eso del poema que una noche de sensibilidad te conmueve hasta las lagrimas y al dia siguiente da pena ajena y hsta te preguntas si es el mismo. Y como nadie le hacia caso al poeta rastafari y el deshaciéndose de dolor y solo el wey solitario lo comprendía… oh que bello sentir.

  3. Ya sé que van a decir que estoy influenciada pero a mí sí me gustó, y la razón es la misma que La Diabla y se resume en una frase del poema que recita el poerta rastafari: «Ahora sé como corre el tiempo diferente para los que esperan…».

    Tal vez no tiene giros inesperados o un climax contundente, pero creo no es ese el objetivo, sino transmitir un sentimiento y, por lo menos en mí, lo logró.
    Saludos!

  4. Resígnome a que no les gusten mis cuentos sensoriales o resígnense a no necesariamente leer giros inesperados ni golpes brutales.

    He ahí el dilema…

    No siempre hay que esperar la explosión, la mayoría de las veces es más rico un orgasmo prolongado, constante y en aumento que un rapidín …

    ¡Gracias a todos por los comentarios! (Hasta a Kiddo).

  5. Es demasiado bajo que lagente su cuelgue de un poema eres un asco. Ahora vas a decir que tuyo es el poema eres u asco.

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