Del miedo y las ganas de coger

… no había nadie, el tren se había detenido y salió del vagón, se preguntó si seguiría soñando y en eso recordó que uno no puede leer en los sueños, volteó a todos lados y no encontró algo para leer, agarró su cartera y sacó una credencial: Juan Pablo López López, chingado, sí era él, sabía que ese era su nombre, ni como cambiarlo, desde que iba en la prepa le decían “el Papa” en un destello de originalidad de sus compañeros que se burlaban de sus dos nombres, y fue por eso que se dio cuenta que no estaba soñando, caminaba sin saber a donde, pero por la luz, por que seguía todo cagado por el sueño que tuvo y por el niño y el anciano que lo estuvieron siguiendo según él.
Seguía caminando por la calle, esperando a que pasara un taxi y en eso le sonó el celular, traía la pinche canción del sonidito a todo volumen, tiró un saltote y casi se le sale un pedo, pero pues ya empezó a caminar más rápido, el celular seguía sonando y le dio un vistazo rápido «lAuRiTaA!» brillaba en la pantalla, mal escrito como ella lo había tecleado en su celular, aparte de la manera más pinchemente infantil, hasta en rosita y todo el pedo, pero que él, como baboso, no había ni rechistado al ver tal aberración para el celular de un macho. Contestó:

– Hola niño, ¿Qué haces? ¡habla Laurita!

Tenía que mentir –Aquí ya sabes, salí de mi casa por unos cigarros, ¿se te ofrecía algo?– ahí va de pendejo, como siempre a lamerle los pies.

– Pues quería saber si tenías algo que hacer hoy…

Miró su reloj, eran casi las 11, no había ni un puto taxi, pero en su mente no dejaba de repetir «yachinguéyachinguéyachinguéestaviejayacayó» por fin los sueños de cogerse a Laurita se le habían cumplido, en la vida «todo es sexo» pensó y se apresuró a responder:

– Claro que no Laurita, para ti nunca estoy ocupado, ¿ocupas que vaya a tu casa?

– Pues siendo sinceros si me gustaría…

No la dejó ni terminar cuando ya le había dicho que llegaba en media hora y que no se fuera a dormir; el niño, el viejo, la sombra y hasta los sueños culeros en el tren para esa hora ya le venían valiendo mil madres y su única preocupación era encontrar un taxi y un pomo para poner alegre a Laurita, lo que encontrara primero; se puso a hacer cálculos mentales, –si llego en media hora todavía está abierta la tiendita que está a dos calles de la casa de esta mujer y me siguen vendiendo cheve o de perdida unas birrias calientes, lo que sea, platicamos un rato, si tengo suerte no tengo ni que pedir taxi de regreso y mañana es domingo, no hay que ir a trabajar, no mames, la Laurita me va a hacer unos chilaquiles bien picosos pa’ bajarme la cruda después de coger– para esto empieza a caer en su realidad, voltea a todos lados, no pasan ni carros por al calle, no hay nada de gente, putamadre, ni en las casa hay ruidos, ni un pinche gato, nada.

Trató de buscar algún lugar abierto para llamar al taxi y ahí esperarlo, pero al parecer por estar llamando por teléfono, no supo ni en que calle se metió y ya estaba bien perdido, en ese lugar no brillaban más que las luces de las calles y una que otra lámpara  mal parada en alguna que otra casa, pero en si nada de nada. Se fijó bien en los nombres de las calles y llamó al taxi:

¿Bueno?, me puede mandar un taxi a la calle Ricardo Flores Magón… si… entre primero de mayo y unión obrera… si… no estoy en una casa, estoy en medio de la calle, no va a ver a nadie más, ando con una camisa azul de la bimbo… si… Juan Pablo… si… como el papa.

Se sentó a esperar el dichoso taxi, se le había olvidado preguntar en cuanto tiempo llegaba, pero cualquier retraso le llamaría a Laura para que lo esperara un poco más, con suerte ella iría por los pomos y hasta eso le saldría gratis, que pinche buena suerte, después de tanto tiempo invertido, por fin miraba frutos.

En eso, el primer ruido en toda la calle, escuchaba como si alguien estuviera entre la basura y las tripas se le empezaron a revolver, agarró el celular para ver la hora, las 11 y 5, ¿sería buena hora para llamarle?, hacía casi nada que habían colgado, pero ya le estaba entrando el miedito de estar solo ; en eso se cae el bote de la basura y alguien con una voz apenas entendible empezó a tirar de madres, el corazón le saltaba por la boca de los nervios, se levantó del escalón donde se había acomodado con la intención de moverse un poco más lejos, pero escuchó y medio alcanzó a ver que la voz que tiraba madres se le empezaba a acercar y…

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Autor: Lorena

Soy lorena, escribo en HD-B y en otros blogs, estoy en el internado de la carrera de medicina, tengo 21 años y soy del Norte; me gusta leer, cocinar, comer, dormir, dibujar y escuchar música. Me dan miedo los perros y los objetos peligrosamente afilados.

12 opiniones en “Del miedo y las ganas de coger”

  1. Jajajaja, su playera de la Bimbo.

    Que no se supone que NO se trataba de sólo sexo, le cambiaste muy abruptamente la personalidad al personaje. ¿Será bipolar?

  2. Y vergas, nomas dejaste picados a todos…. digo, eso de vender un texto que si esta pro, pero nomas no tiene nada que ver con el titulo (bueno, si tiene que ver, pero se entiende distinto… ok, mejor asi, porque luego hay titulos pseudo intelectuales que como joden la vida)… esta bueno… nomas que no lo aprecie mucho porque el sueñito me gana… echale ganas, tk care, baee 😉

  3. Me gusta y re-gusta el estilo fresco que manejas. Escribes agresivamente pero apenas si se notan las palabras y frases empleadas para ello.

    Siento que de repente sobran algunas palabras por ejemplo en:
    fue por eso que se dio cuenta que no estaba soñando
    creo que te pudiste ahorrar el fue
    o en:
    pero pues ya empezó a caminar más rápido
    ahorrarse el: pero pues ya.
    Me percaté también de que usas muchas «y», puedes sustituirlas por comas (,) o por alguna otra unión

    Y listo…espero sirva.
    Por cierto eso de «Juan Pablo…sí…como el Papa» no tuvo madre.

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