Ella

Después de tanto tiempo, aun recuerdo como se sonrojaba cuando acostada sobre mi lecho, lentamente la desnudaba y atentamente la contemplaba.

–“¿Por qué a mi me desnudas toda y tu te quedas vestido?” era siempre su reproche, el cual era la indicación que yo estaba esperando para desvestirme todo. –“Siempre te desvistes todo, eso me gusta” decía con cara de satisfacción al haber logrado su cometido.

Y, aunque sé que no era la más guapa del mundo… juro que era más guapa que cualquiera.
J. Sabina.

Después de tanto tiempo, aun recuerdo como se sonrojaba cuando acostada sobre mi lecho, lentamente la desnudaba y atentamente la contemplaba.

–“¿Por qué a mi me desnudas toda y tu te quedas vestido?” era siempre su reproche, el cual era la indicación que yo estaba esperando para desvestirme todo. –“Siempre te desvistes todo, eso me gusta” decía con cara de satisfacción al haber logrado su cometido.

Yo desnudo, ella semidesnuda tan solo con sus bragas me permitía empezar a elaborar una cartografía mental con la yema de mis dedos de su cuerpo. Ella, apenada, cubría discretamente sus rígidos pezones oscuros con ambas manos, lo que aceleraba aún más –si es posible- la erección que ella siempre me causaba.

-“¿Por qué te gusta tanto verme y tocarme?” era siempre la pregunta que me hacía esperando escuchar siempre la misma respuesta; -“Por qué quiero grabar en mi memoria cada rincón de tu cuerpo, cada imperfección de tu piel, para acudir a ella cuando no estés conmigo” le respondía.

En parte era cierto, disfrutaba erizando los poros de su piel al contacto de mis dedos; apenas tocar la aureola de sus pezones viéndolos erguir como dos grúas que despliegan sus brazos mecánicos a lo alto. Besar sus labios apenas con la punta de mi lengua, esquivando los frenéticos besos de desesperación por los que clamaba su boca y bajar hasta sus muslos y percibir el embriagador aroma que desprendía su sexo al momento que sus bragas ya estaban húmedas de su placer, señal de que era momento de quitarlas y dejar al descubierto ese largo pero breve camino boscoso que escondía la cueva de mi placer.

Ella fue la mujer más explosiva en la cama que nunca conocí, incluso que ni ella misma se conocía. Aún ahora, en la soledad de mi cama, cierro los ojos, palpo su piel, inhalo su aroma y me sigue produciendo el mismo placer que cuando estaba conmigo.

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Simbad de la Porra

Autor: Simbad de la Porra

Ex-marinero que viajó siete veces, mujeriego del corte de Casanova, se enamoró de cada mujer que conoció, oficial de frontera, perseguidor de indios comanches, liberal de membrete, hombre de dinero (a futuro) y promotor de un proyecto separatista.

11 opiniones en “Ella”

  1. mmmm bragas mojadas… [léase con tono de Homero Simpson al pensar en rosquillas]

    Aún así creo que pudiste extenderte más con las descripciones y subir más de tono.

    Creo que el toque romántico del final funciona con las chicas.

  2. Yo digo que….. yo digo que un marinero puede seducir mucho mejor a una lady.
    😉

    Pero como aquí el crítico que no se tienta el corazón es Luisz jajaja, yo sólo quiero decir que es más excitante cuando los muerden que cuando los acarician con la lengua 😛

    Saludossss!!!!

  3. Espero que no sea un recuerdo real y personal porque la verdad la actitud de Ella no la entiendo o no me agrda. Dejas el relato en un momento «antes de» y creo que a todos nos hubiera gustado saber porque fue la mas explosiva, porque hasta donde quedó solo me llevo la impresion de que ella era algo caprichosa… egolatra y… la verdad con falso pudor.

    ah y eso de «largo pero breve» … no le entendi, osea si pero no?

  4. Aaaaaaah iiiuuuuugh. ¡Pezones oscuros! Bueno eso ya es cosa mía pero, aaaargh, me los imaginé así todos prietos y gruesos y gordos ‘como grúas’ y pues cualquier traza de libido que pudiera -ojo, pudiera, que no- haberme provocado el texto se esfumó en ese momento. Además, no sé si Dios quisiera que los pezones más feos que le haya dado a uno de sus hijos merezca portar una ‘aureola’ con dignidad.

    Aunque el inicio es bastante prometedor, pero a la mitad se cae porque comienza a parecer una mala adaptación de Jacques Prévert:

    Tres fósforos de uno en uno encendidos en la noche
    El primero para ver tu rostro todo
    El segundo para ver tus ojos
    El último para ver tu boca
    Y la completa oscuridad para recordarme todo eso
    Al estrecharte en mis brazos.

    Después de todo, me he divertido horrores leyendo hoy. Joyas del nivel de ‘la aureola’, ‘pezones oscuros’, ‘acelerar la erección’, ‘grúas de brazos mecánicos’, ‘el largo pero breve camino boscoso’, ‘la mujer que nunca conoció’ merecen quedar para la posteridad.

    Pero lo más feo de todo -y lo más triste, para el caso- es que haya sido la mujer más explosiva de su vida cuando lo único que hacía era quedarse acostadota con los calzones puestos. Tremendo necrófilo que debe ser el protagonista. Me daría güeva estar con una mujer que no pone de su parte. Pero bueno, eso es cosa mía.

    ¡Mejor suerte para el próximo relato!

  5. Sólo muero de curiosidad de ver tu relato erótico partner.

    Ninguno de nosotros tendrá piedad de ti. jaaaajajajajaja!

    al menos yo seré dura y cruel. sí que sí. (risa malévola)

  6. No diabla… tu recomendado es la onda!!

    Me encanta la crítica constructiva e inteligente. 😉

    … sólo digo que muero de ganas de leer el relato de tu recomendado….. y sus respectivos comentarios jajaja!

  7. Veo que fusite muy criticado, pero creo que tiene mucho que ver, que no es de lo que escribes normalmente, no es tu giro, un relato erótico, por que tiene razón LuisZ, que te faltó describir el porque la describia como la mas explosiva.

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