Fragmentos

Me gusta cómo me haces el amor, apenas entras a la casa y me miras de una forma que me detona las ganas que tu ya venías cavilando desde que estacionabas el auto, esa mirada tan segura que no necesita del más mínimo susurro para que yo me sienta halaga de esa manera de desearme con la mirada. Y luego te acercas a mí sin decir palabra, y me besas tiernamente mientras me tomas de la cintura y me subes a la barra, hueles a esa loción que te regalé la última navidad y portas la camisa de seda gris que compraste en nuestra luna de miel, tu pelo suavemente se desliza entre mis dedos y tu aroma me recorre lentamente mientras cierro los ojos y no despego mis labios de los tuyos.

Me gusta cómo me haces el amor, apenas entras a la casa y me miras de una forma que me detona las ganas que tu ya venías cavilando desde que estacionabas el auto, esa mirada tan segura que no necesita del más mínimo susurro para que yo me sienta halagada de esa manera de desearme con la mirada. Y luego te acercas a mí sin decir palabra, y me besas tiernamente mientras me tomas de la cintura y me subes a la barra, hueles a esa loción que te regalé la última navidad y portas la camisa de seda gris que compraste en nuestra luna de miel, tu pelo suavemente se desliza entre mis dedos y tu aroma me recorre lentamente mientras cierro los ojos y no despego mis labios de los tuyos.

Siempre has sabido como rozar mis orejas con una finura que podría acariciar al aire, y deslizas tus dedos por mi cuello y llegas a Continuar leyendo «Fragmentos»

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El libro de amor

Epílogo a El libro de magia.

Muchas veces pensó que no estaba haciendo lo correcto, muchas veces se aferró a la desenfrenada decisión de que estaba en el punto de no retorno. Un día todo terminó, se dio cuenta de que todo este tiempo no le había sido posible sacarlo de verdad de su cabeza, de su corazón. Repasaba por horas en su cabeza toda su figura y su forma de ser, siempre quiso desde el momento que optó por olvidarse de él, que su nuevo compañero fuera un pilar inquebrantable de apoyo, de confianza y de comprensión, así cómo él lo era cuando estaban juntos. Ella se dio cuenta de que no lo había olvidado, de que cada beso que le propagaba a su compañero era siempre en el fondo pensando en él. Continuar leyendo «El libro de amor»

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Y decía:…

Juan Pablo se quedó mirando como Laura caminaba desnuda hacia la puerta, no pudo evitar sentirse por un momento ahora en una película de Tarantitno o Rodríguez. Él salpicado de sangre, mal vestido y con un bate de béisbol en la mano mientras veía a Laura contonear su exquisito trasero hacia la puerta. Ella manchada de sangre y con una despreocupación tal que él encontraba excitante, tanto que se sentía como un héroe antagonista.

Juan Pablo miró en cámara lenta a Laura, cada retumbar de la carne de sus glúteos era una invitación, la manera minuciosa en la que su cabello se inclinaba de un hombro al otro mientras pasaba por sus espalda, como si dirigieran una orquesta silenciosa.  De repente Laura abrió la puerta y una luz inmensa comenzó a llenar la habitación, Juan Pablo de inmediato llevó su mano a la cara tratando de cubrirse de la ceguera que provocaba tan inmensa luz pero a la vez como queriendo ver algo trataba de asomarse. Continuar leyendo «Y decía:…»

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Orden directa

—¡¡¡Dispara, dispara, dispara, disparaaaaaaaaaaa!!!

—!!!Ahhhhh!!!

El sonido de las balas descargarse resonó por todo el pasillo, pero aún así pude escuchar los impactos al entrar en el cuerpo del objetivo.

Ricardo, Arturo, Elena y yo habíamos sido asignados para mantener el hospital a salvo, en cuarentena y en orden hasta que el helicóptero llegara con las vacunas. Éramos el mejor equipo de la fuerza, por eso nos habían confiado la locación, y por eso éramos solamente los cuatro.

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Hasta que la muerte nos separe


Ponle play y comienza a leer cuando comience a escucharse la canción (leer a velocidad media)

—Es un lindo lugar…
—Sabía que te gustaría— le respondía él mientras la abrazaba juntándose a ella mientras permanecían sentados en el pequeño muelle de madera al pie de la cabaña.
—La luna se ve hermosa reflejada en el lago azul
—Sí, y esas nubes parecen haberse acomodado para dar paso a tan bello paisaje
—¿Alguna vez veniste aquí con alguien más?
—No, en este lugar sólo podía pensar en ti
—¿Por qué nunca buscaste a alguien más? ¿por qué no seguiste con tu vida?
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