La luz no encendió (Lorena)

Si la luz hubiera encendido Nubia hubiera sido capaz de darse cuenta de que Isabel se encontraba ahí, parada junto a ella, observándola hablarle a la nada, acariciando y llorándole al viento y, sobre todo, repitiendo una y otra vez la misma frase como si esto formara una conversación con la oscuridad en la que esta vez ambas se encontraban.

– ¡Abre los ojos, perra!, ¡Abre los ojos, perra!, ¡Abre los ojos, perra!, ¡Abre los ojos…

Esto fue lo que impidió que Isabel la matara, mientras sostenía su nuevo cuchillo (el número 50 en su colección), el cual se disponía a estrenar en ella. Un hermoso bisturí que había robado la primera vez que había llegado al hospital a visitarla ¿Cómo no se me había ocurrido conseguirme uno de estos antes?, es muy bonito.

Podría ser posible que después de tantos años… podría ser… como es que ella…

Regresaba un mes después de su primera visita, esta vez la cabeza de Nubia tenía un precio, uno muy alto, durante este tiempo, después de su operación, habían intentado asesinarla en varias ocasiones y a pesar de que la había protegida todas esas veces, era ahora Isabel la que se encontraba en situación de matarla, la vida puede cambiar demasiado con tan solo realizar una llamada.

Pero la luz no encendió

¡Abre los ojos, perra!

Gritaba mientras sostenía el cuchillo en la mano derecha.

¡Te digo que abras los ojos!
Gritaba mientras me tomaba del cabello con la mano izquierda.

¡Con una chingada! abres los pinches ojos o qué chingados, ¿eh?
Me decía mientras pasaba el filo del cuchillo por el borde de mi cuello.

¿Vas a abrir los ojos, o qué?
Me susurraba mientras encajaba la punta del cuchillo por debajo de mi oreja. Abrí los ojos…

-Maldita perra desgraciada! ¿Donde conseguiste esa moneda?

-¿No se de que me hablas?- Volví a cerrar los ojos, seguir apretándolos no iba a hacer que desapareciera ese denario, pero al menos me mantenía a salvo de convertir en imágenes estos recuerdos, tan solo tengo 17 años, ¿que mierda hago aquí? ¿Yo, casada con este imbécil?¿Es esta la foto perfecta de lo que quería para mi vida?

-Esa pinche moneda que tienes colgando entre las chichis, no te hagas pendeja Isabel! ¿¡Es que volviste a las andadas puta!?, te voy a enseñar con este cuchillo lo que a patadas no has querido aprender. ¡Que abras los ojos Isabel!

Me tiró al suelo y se lanzó sobre mi con ese cuchillo apuntando justo a mi pecho, el sabor de la sangre en mis labios, tan delicioso como siempre, sabor a metal caliente, recordándome que quería vivir, también había sangre saliendo a chorros detrás de mi oreja; ahora no importaba, lo primero que alcancé para defenderme fue una almohada, tan solo conseguí un poco de tiempo, el cuarto en un instante se llenó de plumas, flotando, siendo tragadas por el abanico del techo, embarradas de sangre por todas partes, llenas de babas, en la cara de ese pendejo, la distracción que necesitaba.

Me lo quité de encima con las fuerzas que me quedaban, le quité el cuchillo de las manos mientras el intentaba apartarse las plumas de la cara. Le hundí el cuchillo en el pecho lo más fuerte que pude, directo a su lado izquierdo dicen que ahí está el corazón dejó de moverse instantáneamente, hizo un ruido raro y cayó sobre su espalda, abrió mucho los ojos, parecía que respiraba -aún-, se movía un poco pero no era siquiera suficiente para levantar un brazo.

Un solo corte y había derribado a este monstruo, un solo corte de esta hoja brillante, ahora color rojo, rojo brillante ¿Me pregunto que más podría hacer con esto?, se me antojó lamer un poco de la sangre del cuchillo, mi sabor favorito. Solo un corte más, un fino y largo corte sobre su panza, siempre he querido saber de que color son las tripas, son iguales que las de gato ¿qué se podía esperar de un animal como tú?. Un corte más en su brazo, solo uno más en su cuello, solo uno más en sus dedos, solo uno más…

-¿Sigues con vida pendejo, quieres ver el color de tus tripas? Te decepcionarías igual que yo, son como las de cualquier animal, ja! Tienes tripas de gato!, quita esa cara de horror! Creí que te gustaba jugar conmigo – Le hundí el cuchillo en el cráneo, en medio de los ojos, lo dejé ahí unos segundo y luego lo desenterré, vaya que le di fuerte, es difícil de sacarlo, mi primer cuchillo, es lindo, creo que lo conservaré.

Isabel se acercó de nuevo a la mesita he intentó ahora ella encender la luz. De nuevo nada. Ya había perdido mucho tiempo recordando el pasado, cosas sin importancia. Era hora de salir a divertirse…

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Autor: Lorena

Soy lorena, escribo en HD-B y en otros blogs, estoy en el internado de la carrera de medicina, tengo 21 años y soy del Norte; me gusta leer, cocinar, comer, dormir, dibujar y escuchar música. Me dan miedo los perros y los objetos peligrosamente afilados.

14 opiniones en “La luz no encendió (Lorena)”

  1. Wow, esta bien sangriento, una chica en la oficina está díceme y díceme que mi relato lo haga sangriento, y creo que tu ya le diste gusto.

    Esta chingón.

  2. Mi loreeeeeeeeeee, esto esta para enmarcarse, o de plano para dedicarseo a alguien…

    que abra los ojos, incluyendome yo que traigo una moneda colgando entre las…

  3. sangreee, mueeerte.. destrucciooon.. cuuuuumbiaaaaaaaa JAJAJA ah no perdon, es que me acorde de la cancion.

    Al fin! el tan esperado dia =D. Sigue asi Lore Oo, queremos mas muajajajaa

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